¿Qué hacés? ¿A qué te dedicás? ¿Qué música escuchás? ¿Y, pelis, cuáles te gustan? ¿Montaña o playa? ¿Qué nos define? ¿Qué establece lo que somos? ¿Somos la música que escuchamos? ¿Somos lo que comemos? ¿Lo que hacemos? ¿Lo que pensamos? ¿Somos todo eso a la vez? ¿Siempre?

 

Podríamos decir –desde el momento en que es posible mirar el transcurrir de los pensamientos como quien mira pasar las nubes– dos cosas: que los pensamientos a veces funcionan fuera de nuestro control y que, si tenemos la capacidad de mirar desde afuera, en cierto punto no somos solamente eso que miramos, sino más cosas.

 

Y ahora, otra pregunta: ¿somos sólo los pensamientos que elegimos, o el combo entero? ¿Somos los pensamientos cuando les ponemos voz y los enunciamos o somos también esos que están silenciados y que después nos hacen doler la panza? ¿Somos las ideas chistosas o las punzantes? Justamente, somos también… pensamientos y muchas cosas. Tener tantos componentes hace que todo pueda ser relevante o insignificante a la vez, según el día, la canción que suena, el momento en la vida.

 

Pero mientras tanto, ya que todo importa y nada importa, hagamos lo mejor que podamos. Juguemos. Y cada tanto miremos nuestros pensamientos pasar como nubes pasajeras, detectemos patrones, detectemos aquellos que nos suman y aquellos que no, probemos transformarlos, darles otra forma, encauzarlos. Probemos poner energía en las ideas que sentimos que nos potencian y dejar de darle alimento a lo que nos saca el hambre. Probemos, no dejemos que se instalen sistemáticamente patrones que no queremos, y que después se manifiestan en nuestro accionar y en nuestra vida.

 

Juguemos. Pensemos en la potencia y la inutilidad del juego. Jugamos porque sí y eso nos transforma. Hoy, ahora, ya mismo, cuando te tomaste un ratito para leer esto. Extendé ese tiempo unos minutos más, observá el transcurrir de tus pensamientos, sin juzgar, sin reprimir ni alimentar; mirá como quien mira las nubes, después tratá de imaginar el celeste detrás de las nubes y enfocate por unos instantes en ese color sin pensar en nada más. Juguemos.

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