Pensamientos

Alex Falke

Me da curiosidad el flujo de mis pensamientos. Siento que es como un río constante, ruidoso, donde no paran de nacer y desarrollarse, y cuando uno está por desaparecer, surgen otros que mantienen el caudal siempre corriendo. Observándolos, veo que algunos tienen que ver con lo que me interesa, con lo que hago, con lo que quiero, con lo que enriquece mi vida. Pero también están los que se encuentran desactualizados; pensamientos que quizás no reflejen los valores que he elegido y que surgen constantemente por condicionamientos viejos que aún no se extinguieron.

Tenemos la capacidad de seleccionar qué tipos de pensamientos queremos desarrollar, y así mantenerlos vigentes. Y por otro lado, cuáles preferimos no desenvolver, que no sigan actualizándose, para que vayan perdiendo peso e importancia. Incluso, si aparece un pensamiento con el que no estamos de acuerdo, podemos desarrollar otro que nos gustaría que lo reemplace.

Este trabajo de elegir y alimentar los pensamientos que más me interesan es como el de un jardinero, que está cuidando su jardín y hace una selección de lo que quiere que crezca en ese lugar. En el jardín crece naturalmente lo que esa tierra le permite, pero puedo elegir qué mantener, a qué darle prioridad y qué descartar. Si quiero que crezca algo, tengo que esforzarme un poco, cuidándolo, alimentándolo. Y estando atento a eliminar cualquier hierba que pueda crecer en las sombras y dañar al resto.